Cualquier espacio geográfico es potencialmente susceptible de convertirse en un destino, en el cual el clima juega un papel muy importante para la planificación turística del mismo, ya que no es un factor determinante pero si condicionante para las actividades turísticas que se desarrollen.
“Cuando hablamos de clima hay que considerar su comportamiento en cada uno de los momentos presentes, con lo que se está haciendo referencia a un concepto más objetivo que el de clima: el Tiempo meteorológico. Dentro de este se encuentran los agentes atmosféricos, como ser la lluvia, el viento, la nieve, el granizo, la humedad entre otros, quienes por si solos, no explican las características climáticas de ningún lugar, pero si pueden explicar el tiempo meteorológico de un espacio concreto y en un momento dado. Decir que llueve, hace frío, nieva, está nublado, son calificativos de diferentes tipos de tiempo atmosférico”. (1)
El tiempo presenta una gran variabilidad tanto espacial como temporal ya que en un mismo día, en el mismo tiempo y en distintos lugares del mundo podemos observar que le corresponde un tipo de tiempo atmosférico totalmente diferentes a cada uno de ellos.
Aunque el clima sea un factor turístico condicionante de primer orden, no por ello determina por sí mismo la transformación turística de un territorio, sino que ofrece una serie de posibilidades de uso cuyo aprovechamiento dependerá en última instancia de una decisión humana motivadas por modas, capacidades técnicas, decisiones de inversión, etc..
(1) Barrado, D y Calabuig, J. (editores) Geografía Mundial del Turismo. Editorial Síntesis. Madrid. 2001.
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